Parece que
fue ayer cuando Carlos y yo, dos jóvenes malagueños sin miedo a nada, nos
embarcamos de lleno en una de las grandes aventuras de nuestra vida.
Cuando
estaba en cuarto de la ESO, mi profesora de Lengua decidió organizar un viaje
al Nuevo Teatro Alcalá de Madrid para ver el musical de Dirty Dancing y los lugares
más emblemáticos de la capital. Pero cuando me enteré que los compañeros de
segundo y de tercero de la ESO también iban a la excursión, caí en la cuenta de
que me pasaría la semana entera haciendo de canguro de mi hermano de trece
años.